Y con un último suspiro salió por la traicionera puerta.
¿Tan mala hija era?
¿tan agobiante era su existencia?
¿tan pésimas sus notas?
¿tan incorregible su comportamiento?
Si solo con ir a la biblioteca sus padres ya la vigilaban. No tenia móvil por lo que tampoco podía tener comunicación con nadie. La habían prohibido leer , bailar, salir con las amigas, acampadas scouts, cerrarse la puerta de la habitación y sobretodo no poder vendarse una herida que tenía en la espalda.¿Es que acaso eran sádicos?
Castigarla con dolor. Incluso su padre la había agarrado ese mismo día para hablar de su 4,25 en matemáticas. Ellos sabían que no se le daba bien esa asignatura, pero aun así se esforzaba. ¡Ese cuatro era todo un logro! y en cuanto las demás asignaturas ¡Todo ochos! ¿de verdad se merecía tanto castigo?
Ella no le veía sentido. Sabía perfectamente que a su edad su querido y sobre-protector padre fumaba cualquier tipo de droga , incluso el culo de la botella según sus amigos. Por supuesto, esa era una información que solamente ella había conseguido con su buen oído. Perfectamente enterada estaba de que sus amigos, que sacaban de 8 para abajo y suspendían tres asignaturas tenían menos castigos que ella. Incluso salían con las amigas y ella solo hacia eso de vez en cuando, y solo en vacaciones hasta la hora de cenar. Con 15 años aquello era una sentencia a ser friki.
Y no solo a esto, sino a ser la marginada de clase. Como nunca salía ¿Para que molestarse en comprar ropa bonita? Prefería ahorrar para un buen libro o un futuro portátil.
Pero no podía evitar llorar. Parecía dura , fría y sobretodo seria. Hablaba de manga , libros y videojuegos pero la gente pensaba que no tenia sentimientos. Los chicos la consideraban una cosa rara a la que no debían acercarse y las chicas como una otaku divertida de la que reirse.
Y sus padres no ayudaban.
Podía contar con los dedos las veces que realmente fue feliz.
Un día cualquiera, sin motivo aparente lloraba. Se recordaba que ni siquiera sus padres querían celebrar su cumpleaños con ella, que sus amigas le regalaron unos dibujos y se fueron, que llevaba 4 cumpleaños sola. Siempre sola. Cuando conseguía quedar con unas amigas la dejaban plantada. Siempre era el segundo plato y la última en ser elegida en todo. No era fea, pero tampoco una belleza. De todas formas se cuidaba poco su aspecto a sabiondas de que ni siendo una Miss sería más feliz. La única razón por la que permanecía en este mundo y no lo abandonaba saltando por la ventana era su hermano y su gato.
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